La Novena Sinfonía de Beethoven es una de las cumbres del arte occidental, dada su gran escala y elevado alcance artístico, así como sus hondas pretensiones humanísticas, respaldadas por el genio de un artista en su etapa de mayor plenitud expresiva. Una plenitud que, sin embargo, contrastaba ya con el trágico destino de la enfermedad que le aquejaba, confiriendo así a esta obra un carácter testimonial de la heroica batalla interna librada por el compositor. La peculiaridad de esta sinfonía fue la inclusión de un coro, destinado a cantar una adaptación de la Oda a la Alegría, poema de Friedrich Schiller. El cuarto movimiento, de notable diversidad y complejidad para la época, alberga la entrada del coro, cuya participación otorga el carácter apoteósico necesario para dar cierre a la grandiosa arquitectura sinfónica construida por Beethoven, piedra por piedra, durante el lapso de seis años.